miércoles, 27 de agosto de 2008

No te pedimos mas de lo que puedas dar

Este es el vídeo que ganó el premio de publicidad de Cannes. No contiene palabras, solo hace falta verlo. Corto, pero que hace llegar el mensaje, intentando sacar nuestro lado sensible y generoso .
En esta ocasión es un anuncio de AFANOC, una asociación catalana que ayuda a los niños con cáncer.
El anuncio hace gala de una música muy tranquila y unas historia muy conmovedora. La primera vez que lo vi, casi me hace saltar las lágrimas, dado que hace gala de ese sentimentalismo que te emociona fácilmente. De todas formas, es un buen anuncio, uno de mis favoritos.
Y por ultimo, un buen trabajo de fotografia, relegando algunas penumbras demostrando algo de soledad, musica tranquila y planos cerrados. Una convinacion unica como ya dijimos, la historia es muy fuerte, con un slogan perfecto, consizo y claro y para transmitirla tiene una exelente produccion.




Un gesto de amor ganadora cannes 2007, publicado por santiago

miércoles, 13 de agosto de 2008

Un excelente director para un fantástica historia

Sin palabras.
Cuando Tim Burton anuncia un nuevo proyecto se arma un revuelvo considerable. Y es que cada nuevo reto cinematográfico del americano impacta aún más que el anterior.
¿Otra adaptación del clásico de Lewis Caroll, Alicia en el país de las maravillas ? Sí. Pero esta vez es el genial y peculiar Tim Burton quien se hará cargo de esta nueva versión.

Una película de animación que será posible tras el acuerdo que el director ha llegado con la Disney.
Disney ha contratado a Tim para que dirija dos películas en 3-D: "Alicia en el país de las maravillas, y una remake del corto de Burton "Frankenweenie", la cual el mismo disney rechazo su distribución en 1984.

Al parecer comenzará con Alicia, que será realizada como "Beowulf", con animación por captura de imágenes (Performance Capture) y también con filmación en vivo.
Los personajes y situaciones tanto de ensueño como de pesadilla que ofrece Alicia en el país de las maravillas se revela como un material idóneo. El guión ya fue escrito por Linda Woolverton, autora de El rey león y La bella y la bestia.
Para el cine contábamos con al versión en dibujos animados de Disney, llena de ternura e inocencia. Ahora que Tim Burton quiere realizar su propia versión de la historia, es posible que tengamos un concepto completamente diferente. Conociendo las tendencias del emblemático director y su gusto por lo macabro, es seguro que su visión de este cuento infantil nos deparará muchas sorpresas.
De momento, la única presencia confirmada para la película es la de la actriz australiana de 18 años Mia Wasikowska, que se meterá en la piel de la pequeña Alicia. Sin embargo, diversos rumores apuntan a que el estadounidense Johnny Depp, histórico protagonista de los filmes de Burton en "El joven manos de tijeras" (1990), "Ed Wood" (1994), "La leyenda del jinete sin cabeza" (1999), "Charlie y la fabrica de chocolate" (2005) , "El cadáver de la novia" donde presto su voz (2005),"Sweeney Todd" (2007), podría encarnar al Sombrerero Loco.
El equipo de la película eligió Plymouth por las facilidades que presenta para ser el escenario de una historia que se desarrolla en la Inglaterra victoriana.
Burton, que comenzará a grabar el próximo septiembre en la ciudad y sus alrededores, celebrará el próximo viernes una audición para contratar a 250 extras. Quienes quieran participar deberán cumplir ciertos requisitos: las mujeres han de tener el pelo largo y de su color natural y los hombres han de tener barba u otro tipo de vello facial, como grandes patillas.

Con respecto al segundo rodaje.
La asociación entre Tim Burton y Disney dara lugar al siguiente proyecto con la compañía de tío Walt, será la nueva versión en largometraje "Frankenweenie", basado en un cortometraje de culto y emblemático del propio Burton: "Frankenweenie" un homenaje al mito de Frankenstein, pero con un perro llamado Sparky como protagonista que dirigió en 1984.
Para su elaboración, recurrirá a una técnica más tradicional como es el stop-motion (animación fotograma a fotograma) para luego pasarla a otra más actual, en 3D.

viernes, 27 de junio de 2008

BIENVENIDOS

Bienvenidos a este mundo burteano. mi nombre es santiago y la idea de este blog es compartir un poco el mundo del cine, la fotografia y la publicidad en los dos anteriores, espero que les guste y les dejo para darles la bienvenida una pelicula alucinante "el gran pez" dirigida por el magnifico Tim Burton.

Si el refugio de un niño no suelen ser los amigos; si sus héroes no son los invencibles arquetipos; si comparte sus juegos infantiles con personajes que los demás calificaríamos salidos de la tiniebla o el espanto, no nos sorprenda que más tarde, encuentre aburrido dibujar personajes para la Disney y decida irse buscando su propia senda en historias más oscuras, encarnadas de hombres murciélago, reyes calabaza o simios apocalípticos. No nos extrañe que al paso de los años, su mismo estilo de penumbra cinematográfica, pueda llamarse Burtonesco.

A su pesar o no, Tim Burton ha sido calificado como un director oscuro, y es que se ha ganado a golpes de sombra el calificativo. Ahora llega con una propuesta que aún cuando es distinta de su tenebrosa trayectoria, no deja de tener su toque, su magia.

El Gran Pez se origina en la novela homónima de Daniel Wallace, que John August adaptara al cine; después de pasar momentáneamente por las manos del Midas Spielberg, fue a parar a los dedos largos como tijeras del visionario Burton. Allí, el argumento de Wallace se convirtió en un diamante visual, tallado en sus aristas con deliciosas imágenes de un enano propietario de circo (Danny De Vito), un poeta que cambia los versos por pistolas (Steve Buscemi), un gigante que descubre que no es demasiado grande, sino que el mundo es diminutamente pequeño (Matthew McGrory) y una bruja que predice la muerte en su tuerta mirada (Helena Bonham-Carter).

Pero hablar de las imágenes en la filmografía de Burton sería superficial y redundante. De hecho, son sólo la piel de esta producción; claro, una piel de realismo mágico, si se me permite el término literario aplicado al buen Gabo, o para los más “freaks”, ficción especulativa. Pero más allá de esa epidermis, habría que mirar el alma de la cinta, donde la verdad cobra forma a través de los ojos de la mentira.

Will Bloom es un periodista que se encuentra casado con una bella mujer francesa. Desde hace tres años vive alejado de Edward Bloom, su padre; la razón es muy simple y compleja a la vez. Will está harto de la figura protagónica paternal, a quien desde siempre le ha fascinado contar historias fantásticas, que narra como si en verdad las hubiera vivido...¿O lo hizo realmente?

Cuando Edward cae en cama, prácticamente moribundo, Sandra, su esposa, decide llamar a Will para que visite a su padre y se reconcilien. Will accede y viaja junto con su esposa, para limar, “si es que es posible,” las asperezas de su relación. Su verdadera intención en el fondo, es exigirle a su padre, separar la ficción de la realidad, para así poder conocer realmente al hombre y dejar a un lado el mito. La premisa fundamental es interesantísima, pues surge inevitable una pregunta: ¿Cualquiera de nosotros podría hacerlo?, ¿No son acaso nuestras propias percepciones de la realidad nuestros mitos más íntimos?

Volar a través de las historias fantásticas que subyacen en la mente de Edward y un presupuesto de 70 millones de billetes verdes, le coloca a Burton la masa para hornear un tremendo banquete visual: Pueblos fantasma de verdes y apacibles calles, licántropos negociantes, brujas accesibles, tormentas que inundan carreteras y peces mujer que sólo pueden ser atrapadas bajo la dorada promesa del compromiso, tejen esta encantadora narración; en este último contexto, la cinta es también una delicada comprensión del significado del amor de una sola vez y para siempre.

En una dimensión más amplia y personal, Burton explora la problemática padre-hijo y el aspecto legendario en la vida de cada hombre. Al iniciar la realización, el afamado director acababa de padecer en carne y espíritu la pérdida de su propio progenitor, con quien se dice, no guardaba una estrecha relación, lo que provoca, inevitablemente que se identifique en forma plena con la producción y pueda plasmar la decepción de un hijo frente a una figura paterna prácticamente desconocida. Su historia, como la de muchos, incluyendo al mismo Will de la cinta, no es resultado de buenas alquimias. Distinto de Burton, a Will la vida le da la oportunidad de conciliar sus diferencias, casi como requisito indispensable para enfrentar ahora su inminente rol como padre, al haber sido bendecido con el embarazo de su mujer.

La pregunta que Wallace plantea en su libro es muy cierta, y le cae a Burton como cabeza al jinete. ¿Quién es en realidad este extraño al que llamo padre?, ¿Cuál es su verdadera historia? La respuesta puede alterar nuestra concepción misma de verdad, esclareciendo que la realidad para cada hombre depende de su percepción personal y no del mundo burdo y tangiblemente soso que le envuelve. En ocasiones nuestras falacias más grandes suelen ser nuestras verdades más profundas.

La cinta es un bestiario fantástico que se bambolea siempre entre el mito y lo real, llegando a resultar por momentos, sofocante a la mirada. Sin embargo, dentro de esta lluvia de poesía visual, un defecto salta a la vista: ubicada en la Alabama de los años 50´s, la película exagera su espíritu yanqui al mostrar a los EUA como la tierra de la oportunidad, donde un hombre puede lograr el sueño americano mientras no confine sus expectativas a un estanque pequeño. En este afán de virtud patriotera, Big Fish comete su pecado, al no visualizar gente de raza negra en la producción, (salvo el médico de cabecera), en un tiempo en que los problemas raciales abrieron heridas muy profundas en las tierras del sur.

No obstante, la producción resulta maravillosa y conceptualmente exuberante en su carácter simbólico, convirtiéndose en una propuesta ubérrima e inteligente para un Hollywood acostumbrado cada vez más a realizar cine de escasa mentalidad.

El final es bellísimo en su lenguaje sígnico y nos enseña, como decía el buen Sócrates, que después de una vida tan vasta de experiencias, lo único que nos faltaría experimentar es el morir; después de todo, la muerte debe ser como zambullirse en el río tibio que nos conduzca nuevamente al lugar de donde hemos venido.